Bienvenidos a Armadillos Voladores

Este es un espacio de opinión dedicado al mundo de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ). Aquí encontrarán algunos artículos, reseñas y enlaces de gran utilidad.


¡Feliz lectura!


miércoles, 20 de abril de 2022

Tres razones por qué leer Literatura


Con motivo del Día del Idioma, el valor de la lectura, una vez más, vuelve a tener relevancia en el ámbito escolar, cultural y para la opinión pública. El siguiente artículo es un pequeño recordatorio sobre los beneficios que nos brinda leer, especialmente, literatura.


Con frecuencia escuchamos que leer es una actividad imprescindible, que leer desarrolla nuestro intelecto, aumenta nuestro vocabulario, contribuye a mejorar nuestra capacidad de comunicación oral o escrita, nos permite acceder a información y conocimientos sobre diversas áreas o nos ayuda a lograr un mejor desempeño en el colegio, la universidad o el trabajo. No cabe duda que leer reporta múltiples beneficios. Pero más allá de hacer cualquier tipo de lectura, esta es una invitación a leer Literatura.

Leer Literatura supone algo muy distinto a leer cualquier otra clase de textos con infinidad de propósitos (aunque todos ellos sean muy válidos). La Literatura nos adentra en un territorio único y especial, donde emergen mundos que solo existen en el papel. A base de palabras, los escritores crean personajes, lugares y situaciones que de alguna forma se asemejan mucho a la vida y que, sin embargo, solo existen en la mente y la imaginación humanas. La sustancia de la literatura son las historias y también el lenguaje mismo con que ellas se cuentan.

Me gustaría comentar brevemente por qué leer literatura. Por supuesto existen muchas otras razones, pero aquí solo mencionaré tres de ellas.


Caperucita Roja ilustrada por Margaret Tarrant

1. La literatura estimula la imaginación


Pareciera demasiado evidente como para mencionarlo, pero cuando leemos literatura la mente debe hacer a un lado sus propios pensamientos, hace el trabajo no solo de entender y dar sentido a lo que lee, sino que además debe imaginar.

Mientras que el escritor ya ha hecho su parte al terminar una obra, ésta vuelve a crearse en la mente de cada lector. Una obra literaria cobra vida solo cuando alguien la lee. Es decir, es el lector quien debe volver a crearla en su cabeza. Así que el lector participa también en el acto de creación.

Cuando vemos una película, por ejemplo, el espectador asimila e interpreta un mensaje audiovisual que ya está dado y con una forma definitiva. El mundo de la historia es el que se ve y escucha, y el espectador no tiene que imaginar nada más a parte de lo que ya está allí. Pero al leer la cosa es muy distinta. Nuestra mente se esfuerza por descifrar, representar e imaginar lo que lee. La mente inventa y construye el mundo de estas historias, sus personajes y las situaciones a las que se enfrentan, partiendo tan solo del lenguaje escrito. Con esto no quiero decir que la literatura esté por encima del cine, de ningún modo, sino que al leer literatura se desencadenan procesos mentales distintos. Durante la lectura literaria se ponen en juego diversas facultades de la mente: concentración, abstracción, interpretación, reflexión y también capacidad para crear e imaginar.

El lector usa su imaginación para representar a los personajes y el mundo de la historia. A veces a partir de pocos elementos, debe llenar los vacíos y crear imágenes propias. En el cuento de “Caperucita” de los Hermanos Grimm, por ejemplo, apenas se esbozan unos cuantos rasgos del personaje: una niña (quién sabe de qué edad y aspecto), su atuendo con caperuza roja (que le da su nombre) y algo de su carácter dulce y también desobediente. Con tan pocos elementos el lector goza de la libertad de representarla como quiera. Esto lo podemos constatar a través de las diversas ilustraciones que se han hecho de Caperucita Roja a lo largo del tiempo. Para los artistas y los ilustradores, llenar estos vacíos supone un ejercicio de creatividad e imaginación, algo muy similar a lo que ocurre en nuestra cabeza como lectores.

En la literatura el lector debe aportar con sus propias imágenes a la creación de la obra. La literatura expande nuestra imaginación y nos abre a nuevas posibilidades de invención.

2. La literatura despierta empatía


Al leer literatura nos ponemos en la piel de los personajes y, por un tiempo limitado, nos convertimos en el otro.

Si bien es cierto que los personajes no son personas que habitan el mundo real, el artificio de la literatura consiste en hacernos creer que sí podrían existir personas que actúan, sienten y piensan de manera muy similar. A través de los personajes en la literatura, se nos permite explorar una amplia gama de emociones, estados de ánimo, motivaciones, pasiones, intereses o preocupaciones, y concebir cómo los seres humanos podrían responder ante diversas situaciones, aunque éstas sean solo imaginarias.

De esta forma, la literatura despierta empatía y comprensión hacia la humanidad. Las historias pueden ser ficción e incluso estar muy alejadas de la realidad (las obras de fantasía serían el caso más extremo), sin embargo, nos permiten hacer el ejercicio de compartir y entender un punto de vista muy distinto al nuestro, una capacidad que solo los seres humanos podemos tener.

En Colmillo Blanco, de Jack London, se nos invita a participar de las vivencias de un lobo en la inhóspita Alaska. Está claro que el lobo no es un personaje humano y en la obra no se confieren rasgos de una personalidad humana, sin embargo, en Colmillo Blanco, nos vemos abocados a observar, entender y compartir el comportamiento del animal. La obra despierta nuestras emociones hacia el personaje, y nos hace preocuparnos por su situación y su destino. Despierta nuestra propia humanidad, nos hace más sensibles y empáticos. La literatura nos permite experimentar lo que es ser otro, sin dejar de ser nosotros mismos.


 

Colmillo Blanco de Jack London

3.  Una experiencia que enriquece la vida

 

Con frecuencia me pregunto ¿qué pasaría si no leyéramos literatura? ¿De verdad nos estaríamos perdiendo de algo? En lo personal, el mundo –sin las artes y la literatura sería más triste y reducido. 

Al no leer literatura nos perdemos de algo vital, nos privamos de descubrir nuevos aspectos de nosotros mismos y del mundo en que vivimos, porque la literatura es una experiencia que amplifica y enriquece la existencia.

Como explica Louise M. Rosenblatt, en su magistral libro La literatura como exploración: “La literatura contribuye a ampliar la experiencia. Por medio la literatura participamos en situaciones imaginarias, vemos a los personajes experimentando crisis, nos exploramos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.” (2002: 64)

Y esto no es solo porque la literatura pueda brindar información útil o conocimientos sobre la vida, las personas, el mundo, la historia, etc., sino porque a través de la literatura se nos ofrece la posibilidad de tener otras experiencias, de pensar de formas inesperadas y de llevar otras vidas distintas a la nuestra. La literatura enriquece lo que sabemos y conocemos, pero no de forma meramente intelectual, sino a través de historias que nos atrapan por completo y nos transforman.

La literatura es una fuente inagotable de historias donde se despliega la creatividad y el ingenio humano. Hay variedad de historias para todos los gustos e intereses, pero su rasgo más importante es su capacidad única de involucrarnos de manera personal y de aportar sentido a la existencia humana. En palabras de Robert McKee: “Las historias no son una huida de la realidad sino un vehículo que nos transporta en nuestra búsqueda de la realidad, nuestro mejor aliado para dar sentido a la anarquía de la existencia.” (1997: 29)

Volviendo al ejemplo de Colmillo Blanco, en lugar de leer esta novela mejor podríamos leer artículos, ensayos o libros informativos que nos ayuden a conocer el comportamiento de los lobos en Alaska y a profundizar sobre sus hábitos de vida. Eso estaría muy bien si lo que deseamos es solo conocimiento e información. Pero la experiencia literaria nos da la oportunidad de sumergirnos en una historia donde llegamos a compenetrarnos con el lobo, sufrir con él sus desventuras y habitar ese mundo especial, duro y salvaje, que Jack London ha creado para nosotros. A esto se suma la forma particular como el autor emplea el lenguaje literario, la belleza de su prosa y de sus imágenes. En definitiva, leer literatura nos permite acceder a una experiencia más rica, y muy distinta a la que otros textos nos pueden ofrecer.

No cabe duda que existen muchas otras razones por qué leer literatura, y tal vez conviene recordarlas cada vez que pensemos que podríamos estar leyendo algo diferente. 

¿Cuáles son sus razones para leer literatura? 

Todos sus comentarios son bienvenidos. 


lunes, 18 de abril de 2022

Las Bahamas no están tan lejos

 




Comparto con ustedes mi nuevo libro: Las Bahamas no están tan lejos (Enlace Editorial). Con ilustraciones de Valentina Toro.


Sinopsis

El señor Buenaventura quiere darle el mejor regalo a su esposa por motivo de su aniversario, así que decide comprar un par de loros: Lalo y Lelo, un par de amigos cuyo sueño es vivir en las Bahamas. 

Los lectores de esta aventura descubrirán cómo este par de intrépidos amigos lograrán cumplir su sueño, aun teniendo que estar encerrados en una jaula.

Disponible en: