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jueves, 19 de mayo de 2022

Libros para bebés: ¿qué escoger?


Hace poco una amiga me pidió que le recomendara algunos títulos para su sobrino que estaba por nacer. Realmente me puso a pensar, no solo porque seleccionar libros siempre es una tarea difícil, sino porque más allá de sugerir los libros que a mí me gustan, considero más importante entender las distintas etapas de desarrollo de los bebés y, en consecuencia, seleccionar los libros acordes con el momento en que se encuentran.

En el siguiente artículo, ofreceré unas orientaciones generales sobre los libros para bebés tomando en cuenta el periodo que comprende desde los 0 meses hasta los 3 años, y que Jean Piaget denomina como “Estadio Sensoriomotor”. A grosso modo, durante este estadio los bebés adquieren experiencia y conocimiento a través del cuerpo, el movimiento y los sentidos. Es un momento clave en la vida de los seres humanos, y los libros, además de ser una fuente de disfrute, aportan a su desarrollo cognitivo.

Detalle de Duerme Negrito de Paloma Valdivia. Editorial FCE


Etapa de 0 a 6 meses

Durante los primeros meses la vida de los bebés se limita a los momentos de alimentación, sueño, cuidados básicos y cariño. Los libros pueden no parecer tan importantes, porque los bebés solo están activos por periodos muy cortos de tiempo. Además, su visión todavía es inmadura, y apenas consiguen fijarse en los objetos y personas que tienen más cerca; la percepción de la profundidad y la perspectiva se desarrollarán más tarde.

Sin embargo, los bebés responden a diferentes estímulos exteriores como el sonido de la voz, patrones de entonación, las palabras y la música. Los padres pueden leerles libros que contengan rimas, canciones tranquilas o arrullos. Aunque los bebés no entenderán su significado, se sentirán atraídos por la sonoridad de las palabras, la melodía y el ritmo. Mecerlos mientras se cantan canciones es una actividad que disfrutan, aparte de despertar su conciencia del cuerpo y del movimiento.

Este libro retoma la canción popular del mismo nombre.

A medida que los bebés comienzan a centrar su atención por más tiempo en los objetos y las personas, y además son capaces de sostener su cabeza, es posible iniciarlos en la lectura de libros de estampas. En este tipo de libros, casi siempre, las imágenes ocupan la página completa, y se representan pocos elementos. Por ejemplo: una flor, un animal, un árbol, un niño, etc. Su diseño está orientado a capturar la atención del bebé.

En los libros de estampas la imagen y el color son los protagonistas. Algunos no tienen texto o contienen algunas palabras que refuerzan la imagen. A los adultos pueden parecerles solo decorativos o demasiado simples, sin embargo, para los bebés resultan atractivos si tienen colores brillantes y ofrecen un fuerte contraste entre una figura central y el fondo.

Fragmento de A jugar de Belinda Strong
Editorial Panamericana

Los contornos de las ilustraciones suelen ser bien definidos y, por lo general, se representan los objetos de cuerpo completo para facilitar la asimilación de la forma. Los libros en blanco y negro, con un claro contraste entre luz y sombra, ayudan a una mejor visualización durante los primeros meses.

Otros libros están hechos para explorar el sentido del tacto. Pueden estar fabricados en tela, plástico o fomi, o solo tener retazos o áreas en diversos materiales que permitan a los bebés entrar en contacto con texturas rugosas, lisas, pegajosas, suaves, etc. Algunos libros pueden tener aromas agradables para estimular el sentido del olfato.

Libro de tela. Ilustraciones de Stella Baggott.
 Al estrujarlo produce crujientes sonidos. Editorial Usborne

Cuando los bebés sean capaces de empezar a sostener cosas, sin llegar a golpearse, se pueden proporcionar libros de formato pequeño que alcancen entre sus manos. Pero los bebés no solo se limitarán a observarlos, querrán llevárselos a la boca y descubrir de qué se tratan.

De tal manera que es importante que libros estén fabricados con un material grueso y durable, preferiblemente cartoné. Lo ideal es acompañar al niño en esta primera exploración de los libros y enseñarles su uso; no dejar que se hagan daño o destrocen el material. Con ayuda de los adultos, los bebés empezarán a darse cuenta que los libros forman parte de su mundo, al igual que sus juguetes u objetos favoritos.


Etapa de 6 a 12 meses

A partir de los seis meses, cuando la mayoría de los bebés se sientan por sí mismos, y empiezan a mostrarse más activos y abiertos al mundo, los primerísimos libros aún les llaman la atención, pero pueden empezar a introducirse nuevos libros que incorporen variedad visual y elementos que estimulen a algún tipo de interacción o inviten al juego.

Detalle del clásico: Una oruga muy glotona de Eric Carle. 
Los agujeros en las páginas del libro son parte fundamental
de la historia y un recurso lúdico.

Hay libros con ventanillas que se abren y cierran, con pestañas que se pueden jalar y generan movimientos inesperados. Libros con agujeros para espiar a través de ellos o tocar. Algo tan simple como girar las páginas puede resultar interesante para los bebés, ya que cada página ofrece algo distinto a lo anterior.

También existen libros para acompañar a los bebés en diferentes ambientes o actividades: libros que se pueden sumergir a la hora del baño y que son de material plástico o de toalla. Otros, que tienen anillos para agarrar al cochecito durante las salidas de paseo.

Algunos libros comparten ciertas similitudes con los juguetes. Tienen piezas desarmables, mecanismos con variedad de sonidos, títeres para las manos, fichas para armar o construir. Otros, pueden incluir espejos o superficies que reflejan la imagen de los bebés cuando observan el libro. Todos estos recursos son útiles no solo para entretener, sino que implican algún tipo de interacción y generan conocimiento.

Por otra parte, el contenido de los libros suele ser muy variado: animales domésticos, objetos de la casa, las rutinas del bebé, los alimentos, los colores, las estaciones, medios de transporte, etc. La mayoría de historias son contadas de manera sencilla y están ligadas a la experiencia inmediata de los bebés o les ofrecen una versión simplificada del mundo.

El texto es económico y sin mayores complejidades lingüísticas. Algunos textos utilizan onomatopeyas que estimulan la imitación: cómo hace la vaca, el perro, el gato, etc. Y, por supuesto, la imagen sigue predominando en gran medida.

Detalle de ¿Cómo cantas tú? de Giovanna Mantegazza y
Giulia Orecchia. Ed. Panamericana


Etapa de 12 meses a 3 años

No hay que olvidar que, a la par del desarrollo motor, el desarrollo del lenguaje verbal es fundamental en estos 24 meses. Los bebés no solo aprenden a caminar y a moverse con desenvoltura, comienzan a comprender el significado de las palabras, y que éstas sirven para para comunicarse de manera efectiva con sus padres u otras personas. Los libros contribuyen a reforzar y desarrollar ese lenguaje incipiente.

Los libros en esta etapa pueden ser un poco más exigentes. Encontramos temas que les preparan para entrar a la etapa preescolar, como las vocales, el abecedario, la identificación de colores, partes del cuerpo, figuras geométricas, números, profesiones, cómo viven los animales, entre otros. Los materiales de estos libros también varían, y ya no es indispensable que sean en cartoné; se utilizan distintos tipos de papeles para las hojas del interior y las carátulas pueden ser blandas o duras. Se supone que en este periodo los bebés adquieren una mejor manipulación de los objetos y también de los libros, aunque no sobra forrarlos en algunos casos.

Muchas veces los bebés pueden volver a sus libros de los primeros meses, pero también tendrán la necesidad de acercarse a lo nuevo y ampliar el espectro de lo que ya conocen.

Ahora pueden enfrentarse a historias un poco más complejas, donde los personajes se hallan en situaciones difíciles, o tienen algún tiempo de “problema”. También las historias pueden mostrar mundos desconocidos o inexplorados. Se pueden ir incorporando elementos imaginarios que vayan más allá de la realidad conocida e inmediata, y que estimulen la imaginación infantil.

Fragmento de Hola, Doctor de Michaël Escoffier y Matthieu Maudet. Editorial Océano

Los libros, donde el lenguaje verbal adquiere mayor relevancia, son más apreciados durante esta etapa. Muchos de ellos incluyen poemas, rimas o canciones tradicionales que muestran formas juguetonas e inusitadas de usar las palabras. Aunque algunos significados aún pueden estar lejos de la comprensión de los bebés o pueden ser verdaderos sin sentidos, estas combinaciones del lenguaje van indicando el camino hacia la literatura.

Detalle de Hay un ratón en la casa, de Taro Gomi. Ed. FCE

Por otra parte, el estilo de las imágenes puede variar considerablemente. Ahora los bebés se encuentran más dotados para identificar y entender lo representado. Además, adquieren un mejor vocabulario visual y se familiarizan con las convenciones de la imagen. Aprenden, progresivamente y muchas veces con ayuda de los adultos, a entender mejor la perspectiva, las secuencias de planos, los encuadres.

En esta etapa es conveniente ofrecer diversidad de estilos de ilustración y también de temáticas e historias. La capacidad de leer e interpretar imágenes no debe darse por sentada. Es una habilidad que requiere entrenamiento, exposición a los libros y aprendizaje.

Fragmento de ¡A Comer! de Satoshi Kitamura. Ed. FCE

Vivimos en una era digital, ¿qué hay de los e-books y de las imágenes en video o televisión? De acuerdo la Academia Americana de Pediatría, AAP (American Academy of Pediatrics), se recomienda no exponer a los niños menores de 18 meses a las pantallas y a la televisión. Los expertos indican que se puede ver afectada la visión, se disminuye la capacidad de concentración y se entorpece desarrollo normal del cerebro. Los dispositivos digitales son muy atractivos, pero es preferible que en los primeros años de vida los bebés interactúen con personas y objetos reales.

Para mayor información sobre este tema, recomiendo dar una mirada a la página web de la AAP (en español), donde se abordan diversos temas de desarrollo de niños y jóvenes, y también con relación a las tecnologías.

Para concluir, los libros de bebés satisfacen sus necesidades de conocimiento, exploración, diversión y adquisición del lenguaje verbal y visual dependiendo del momento de desarrollo físico y cognitivo en que se encuentren. No obstante, la participación de los adultos también es clave.

Los adultos introducen los libros a los bebés, los leen y los explican. Además, los bebés relacionan la actividad de leer u hojear un libro junto a sus padres con algo placentero; es un espacio de tranquilidad, afecto y atención. Es más probable que quienes han tenido un contacto positivo con los libros, en la primera infancia, tengan mayor predisposición hacia la lectura en el futuro.

¿Ustedes creen que los libros para bebés son realmente importantes? ¿Podríamos prescindir de ellos durante las primeras etapas de vida? Pueden comentar sus impresiones y experiencias abajo.

2 comentarios:

  1. Creo que es muy importante tener libros especializados para cada etapa en el desarrollo de los niños y niñas, este artículo me lleva a reflexionar sobre las posibilidades que se pueden encontrar y que están debidamente analizados para el disfrute del aprendizaje. Si a los adultos que cuidan de los niños y niñas les gusta la lectura pueden incluir de manera natural dicha actividad de manera cotidiana. Lo importante es poner atención y sacarle provecho a cada libro haciendo de ésta, una experiencia maravillosa. Muchas gracias por el detalle en la exposición de la diversidad de posibilidades a la hora de conseguir un libro para la primera infancia.

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  2. Muchas gracias, querida Viviana, por tus reflexiones. Estoy de acuerdo contigo. El rol de los adultos es fundamental para que los pequeños le vayan tomando cariño a la lectura y ésta se convierta en un hábito. Si los adultos tenemos más herramientas y conocimientos sobre los libros, es muy posible que desempeñemos un mejor papel como mediadores. Mil gracias y un abrazo.

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