Bienvenidos a Armadillos Voladores

Este es un espacio de opinión dedicado al mundo de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ). Aquí encontrarán algunos artículos, reseñas y enlaces de gran utilidad.


¡Feliz lectura!


miércoles, 5 de octubre de 2022

El nuevo Peter Rabbit: del libro a la pantalla grande




“¡Yo soy Peter Rabbit, Peter Rabbit!” Un niño de seis años corría a toda velocidad por el parque creyendo ser el famoso conejo. Cuando le pregunté si conocía el libro se encogió de hombros: “¿Qué libro? Yo vi la película”, me respondió, y continuó jugando. Esto no es extraño. A pesar de que Peter Rabbit se ha puesto de moda por las películas de los últimos años (2018 - 2021), es posible que muchos niños y adultos ignoren que se trata de un clásico de la literatura infantil inglesa.

Los libros de Beatrix Potter, al menos en Colombia, no hacen parte de las lecturas fundamentales de la infancia, y hasta hace pocos años empezó a circular el libro The Tale of Peter Rabbit traducido al español. ¿Falta de interés de los editores? Es posible. Pero no deja de ser un hecho sorprendente, ya que The Tale of Peter Rabbit y los demás libros de Beatrix Potter constituyen un importante activo económico desde hace más de un siglo. Y no exagero al decir esto. Su creadora conoció el éxito editorial en vida y con sus regalías compró diversas propiedades en el Distrito de los Lagos, que posteriormente legó al National Trust, entidad encargada del cuidado y conservación del patrimonio natural, cultural y arquitectónico en el Reino Unido.

Además, las obras de Beatrix Potter aún siguen produciendo ganancias a sus editores, para quienes los libros impresos son una pieza más dentro de una compleja red de productos. Aparte de las películas se han hecho series animadas, ballet, teatro con marionetas, libros de actividades, juegos, libros sobre las películas, juguetes, merchandising, etc. Peter Rabbit es bastante famoso en Inglaterra, en Estados Unidos y otros países donde han circulado un mayor número de traducciones, ediciones y productos derivados.



En nuestro medio, las películas de Peter Rabbit han hecho lo que no pudieron hacer los libros: traspasar las fronteras nacionales y llegar a audiencias para las cuales los personajes son completamente frescos y nuevos. Considero que la discusión debe ir más allá de si las películas son tan buenas como los libros. Ambos son medios y lenguajes muy distintos. Ni siquiera podemos decir que las películas de Peter Rabbit son adaptaciones. Se trata de historias distintas, basadas en los personajes y libros de Beatrix Potter.

Entonces, resulta más interesante observar cómo se transforman algunos elementos de la narración original al pasar al medio audiovisual. Es posible hacer un análisis del discurso más extenso y detallado, pero sólo me centraré en aspectos puntuales de la primera película de Peter Rabbit (2018), como los personajes principales, los temas y valores. Este enfoque puede ser útil para hacer un trabajo de lectura e interpretación, también con los niños, tanto de los libros como de las películas.




Peter, de niño a adolescente


En el libro The Tale of Peter Rabbit (El cuento de Peter Rabbit), el protagonista, Peter, es un conejo al que se le conceden algunos rasgos humanos. Al igual que su madre y sus tres hermanas camina sobre sus dos patas traseras, usa ropa y zapatos; juntos viven en una madriguera en las raíces de un abeto, gozando de ciertas comodidades humanas.

Peter se puede comparar con un niño pequeño que aún depende de su madre. Su carácter es travieso, desobediente y se deja llevar por sus impulsos sin evaluar bien las consecuencias. Se mete en líos al entrar a la huerta del Señor McGregor, a la cual tiene prohibido entrar. Es un lugar peligroso para un pequeño conejo y su madre le advierte que puede terminar en un pastel (pie), tal como le sucedió a su padre. Como lectores disfrutamos de su aventura, y al mismo tiempo sufrimos cuando está a punto de ser atrapado y no encuentra la manera de escapar.

En el caso de la película de Peter Rabbit (2018), estamos ante un conejo adolescente marcado por la ausencia de sus padres. Hace lo que le viene en gana porque carece del control adulto. Es irrespetuoso (con bromas de mal gusto), pedante, y tiene gran capacidad de destrucción. La forma, por ejemplo, que tiene de vengarse del Señor McGregor es prácticamente acabar con su propiedad con la excusa de divertirse. Pero su idea de diversión resulta salvaje, extrema y destructiva. Hasta aquí resulta un personaje poco agradable y no precisamente un modelo de comportamiento.

Como muchos adolescentes, Peter es arriesgado y le gusta coquetear con el peligro. Su lado amable, más que en su carácter, está representado en sus cualidades físicas de conejo que, a semejanza del libro, inspiran ternura y empatía. Sin embargo, Peter hace uso de su aspecto tierno para manipular a su protectora (Bea), y mostrarse inocente o desvalido. Así que al llevar al personaje a la pantalla lo han hecho crecer no solo en edad cronológica, sino también en capacidad de manipulación y destrucción.



Un rival más joven y complejo


El villano o antagonista es un personaje infaltable tanto en el libro como en la película. En el libro es un anciano granjero, el señor Mc Gregor, que defiende su huerta a como dé lugar. Considera que Peter es un ladrón por comerse sus hortalizas y está dispuesto a acabar con él. Por la lectura del texto y de las imágenes sabemos muy poco de su vida o de su situación, pero en la película, dada la extensión de la historia, se crea un rival más elaborado.

Para empezar, en la película el villano es más joven. Es el sobrino nieto del viejo señor McGregor, Thomas, y, por tanto, puede hacerle la cacería a Peter con mayor facilidad, proporcionando varias escenas de acción y entretenimiento. Pero lo más destacado es que tiene un perfil psicológico complejo. El joven McGregor es un personaje citadino, adicto al trabajo, obsesivo del orden y la limpieza. De manera indirecta se nos hace saber su triste pasado, marcado por la soledad y el abandono. A pesar de que él y Peter son enemigos irreconciliables, tienen en común el vacío afectivo por la pérdida de sus respectivos padres. Además, los dos -en diferentes niveles- desean el afecto de Bea, la protagonista femenina.

En el libro, Peter no puede enfrentarse a su enemigo por ser un animal-niño y está en una clara situación de desventaja, que suele compensar con su astucia y agilidad. Pero en la película se le concede al conejo un mayor poder de sabotaje y de enfrentamiento. Peter le hace todo tipo de maldades a su rival, y le gana la batalla con ayuda de sus parientes. La guerra entre los dos rivales es más directa y aparatosa, pero al final tiene consecuencias destructivas para ambos.




Variación temática y de valores


En cuanto al tema, la desobediencia infantil es el eje central del libro. Recordemos que Beatrix Potter fue una escritora que se formó en la época victoriana tardía. Su discurso es aleccionante, siguiendo la tradición de las fábulas de animales que buscan moderar el comportamiento humano. De tal forma que sus valores pueden ser muy conservadores y el libro no escapa de cierto adoctrinamiento. Al final, la desobediencia de Peter tiene sus consecuencias, y aunque su madre no lo castiga o sermonea, su aventura lo deja sin ropa, exhausto, enfermo e incapaz de disfrutar de los manjares que sí obtienen sus hermanas menores por portarse bien. En pocas palabras, la desobediencia puede ser emocionante y proporcionar aventuras, pero no es recompensada.

En el caso de la película, en una primera instancia, parece que estamos ante la vieja rivalidad: lo natural y salvaje contra la domesticación. La Naturaleza representada por quienes viven ella, en este caso los animales, y el choque por la domesticación y la propiedad, encarnada en el personaje del viejo granjero McGregor.

Sin embargo, este tema pierde fuerza cuando en el filme aparece Thomas, y se introducen elementos románticos en la historia. Este giro no solo cambia las motivaciones del protagonista, sino que busca mantener la atención de la audiencia adulta que por lo general acompaña a los niños a ver la película.

Entonces, el enfrentamiento de Peter Rabbit ya no es hacia quien ha destruido su hogar, su entorno natural y hasta a su familia, sino hacia el nuevo villano que le roba el afecto y atención de su protectora Bea (forma abreviada de Beatrix), y que es nada menos que un alter ego de la misma Beatrix Potter: artista solitaria, amante de la naturaleza y protectora de los animales.

Asimismo, los valores tienden a cambiar o actualizarse de acuerdo a las sociedades y momentos históricos en que se inscriben. El momento en que aparece The Tale of Peter Rabbit (1902) se considera la Época Dorada de la Literatura Infantil inglesa. Es un periodo de una floreciente industria editorial de libros infantiles, donde la infancia goza de un estatus y reconocimiento social como una etapa que requiere de una atención y educación distinta a la adulta y, por supuesto, con libros creados exclusivamente para niños; en ella se expresa una concepción de infancia moderna, en que la sociedad entiende y acepta que los niños son niños, con sus propias necesidades, limitaciones y potencialidades.

Mientras que la historia del libro nos habla sobre la traviesa naturaleza infantil que es celebrada y, al mismo tiempo, modelada, la historia de la película se adapta a los valores actuales, donde el personaje debe aceptar la responsabilidad de sus actos irreflexivos y dejar de ser el niño-adolescente, madurar. Al Peter de la película se le va la mano en lo que hace y se verá forzado a rectificar sus errores. Más que una típica fábula, es una historia de crecimiento, muy común en las narrativas contemporáneas.


Homenaje al mundo de Beatrix Potter


Para terminar, puede que las películas de Peter Rabbit no sean las mejores en su género. El mismo año en que se estrenó Peter Rabbit apareció Cristopher Robin, un reencuentro inolvidable (2018); un filme que, en mi opinión, es más acertado en el tema y la historia, y que también se basa en otro clásico de literatura infantil: Winnie de Pooh de A.A. Milne.

Sin embargo, las películas de Peter Rabbit hacen algo interesante: en un solo universo ficcional se entrelazan los memorables personajes e historias que creó Beatrix Potter.

Después del gran éxito editorial de The Tale of Peter Rabbit, y por encargo de sus editores (Fredrik Warne), Beatrix Potter escribió e ilustró más libros para niños en la misma línea del famoso conejo. Así surgieron nuevas historias y personajes que también hacen su aparición en las películas, tales como: Benjamin Bunny (el primo de Peter Rabbit), Mr Tod, Jemima Puddle-Duck, Jeremy Fisher, Pigling Bland, entre muchos otros. Las películas de Peter Rabbit pueden verse como una síntesis del universo narrativo que creó Beatrix Potter con sus libros de animales, como si todos los personajes e historias confluyeran y vivieran en un mismo escenario: el Distrito de los Lagos, y más concretamente en Windermere y Ambleside.

Si bien es cierto que en los libros de Beatrix Potter las historias ocurren en un entorno rural indefinido, con pequeñas referencias a lugares que existen en la realidad, como ciertas granjas y famosas vistas en el Distrito de los Lagos (un lugar donde Beatrix Potter solía pasar sus vacaciones de verano y donde vivió por varios años hasta su fallecimiento en 1943), en las películas se explota ese contexto geográfico para darle unidad al mundo ficcional de la autora.

Otro mérito de las películas es el homenaje a las ilustraciones de Beatrix Potter, que remiten directamente a los libros. Se pueden reconocer algunas “citas visuales” en la película; fotogramas que por unos segundos se alargan para traer a la memoria las famosas ilustraciones de los cuentos (ver imágenes abajo). También hay escenas de la película que son tomadas del libro y ampliadas. Como, por ejemplo, cuando Peter Rabbit se esconde entre las materas del Señor McGregor. Es un momento de intensa acción y también de reconocimiento a la historia original.





Las citas y homenajes abundan. Dentro de la misma película se introducen animaciones 2D que hacen referencia directa a los libros de Potter; incluso, recrean su particular estilo de ilustración y le dan vida a través de la animación. Estos momentos se unen a la narrativa principal como si fuera una pieza del pasado del protagonista, donde las ilustraciones de los libros de Potter son la infancia del conejo o su conciencia. De esta forma las películas no rivalizan con los libros, ni los eliminan del panorama, sino que por el contrario se complementan, un rasgo muy propio de las narrativas transmedia. Porque podría decirse que Peter Rabbit se ha convertido en una auténtica narrativa transmedia. Lo que empezó con un pequeño libro impreso, fue derivando en otras formas que conviven con la historia original y la expanden.

Tal vez, al final, algunos niños solo lleguen a conocer las películas de Peter Rabbit. Pero si los adultos podemos introducir los libros de Beatrix Potter su comprensión de las narrativas se habrá enriquecido. Si comparamos ciertos elementos de las historias, y hacemos notar aspectos de las imágenes y escenarios, tendremos en nuestras manos más herramientas para tender un diálogo entre el cine y la literatura infantil.

¿De qué manera ustedes conocieron a Peter Rabbit? ¿Fue a través del libro, las películas, los juguetes? ¿Pueden las películas conducirnos a nuevas lecturas de los libros originales y discutirlos con los niños? Sus comentarios son bienvenidos.


jueves, 30 de junio de 2022

Claves para reconocer un libro-álbum






¿En qué se diferencia un libro-álbum de un libro ilustrado? En esta entrada daré algunas claves para entender mejor de qué se trata el libro-álbum, un género único, donde la palabra y la imagen crean un vínculo esencial para narrar una historia.


¿Un libro-álbum o un libro ilustrado?

Es muy común que en un libro ilustrado las imágenes ocupen un lugar destacado en el diseño. En ocasiones éstas no solo embellecen el libro, también contribuyen a que la historia sea más clara o atractiva para los lectores. Sin embargo, las ilustraciones, que en algunos casos pueden ocupar toda una página, no necesariamente convierten a un libro en un libro-álbum.

Tampoco podríamos afirmar que es la cantidad de páginas, el formato, la calidad del papel, el tipo de encuadernación o la edición -que puede ser más fina por sus materiales e impresión que la de algunos libros de bolsillo. Es decir, el aspecto físico o material de un libro no es un parámetro definitivo que sirva para reconocer un libro-álbum.

En un libro-álbum las imágenes ocupan un espacio importante donde pareciera, a primera vista, que el texto está supeditado a lo visual. Pero lo que distingue al libro-álbum es, en realidad, la compleja relación que se establece entre las imágenes y las palabras.

Mientras que en un libro ilustrado el texto puede leerse sin necesidad de tener imágenes, en un libro-álbum las palabras no sobreviven por sí solas, necesitan de las imágenes y viceversa. Esto quiere decir que se forma un vínculo entre ambos medios (el visual y el verbal), y juntos funcionan como una totalidad para construir el significado de la historia.

Veamos el siguiente ejemplo. Se trata de un fragmento del libro Terrible, de Alain Serres e ilustrado por Bruno Heitz.



El aspecto físico del libro podría hacernos pensar que estamos ante un libro-álbum: tapa dura, ilustraciones a todo color que tienen un amplio despliegue, poco texto y no más de 32 páginas. Así comienza la historia:

“Terrible era un lobo negro que atemorizaba a los todos los niños y, también, a todos los demás lobos.

Terrible aterrorizaba al lobo cartero cuando le llevaba algún paquete, al lobo médico cuando le curaba, y hasta a los lobos policía, que no le tenían miedo a nadie. Asustaba, incluso, a los monstruos más espantosos de la oscuridad.”




Las imágenes nos muestran una visión específica de lo que nos cuentan las palabras; es decir, nos proporcionan una idea de los personajes y del ambiente de la historia. Pero si llegásemos a quitar las imágenes, la historia aún podría entenderse sin dificultad y cobrar vida en nuestra imaginación. En un libro ilustrado, las palabras pueden prescindir de las ilustraciones y su sentido no queda incompleto. En el caso del libro-álbum, la relación entre imágenes y palabras es mucho más compleja.

Veamos este otro ejemplo; es un fragmento de Beegu de Alexis Decon.

        “Se supone que Beegu no debía estar aquí.

          Estaba perdida.

          Nadie parecía entenderla.

          Algunos ni siquiera se detenían a escuchar.”


El lector puede sentirse confundido con solo leer el texto. Para empezar, ¿quién es Beegu? ¿Es una mascota? ¿Una niña, quizá? Surgen muchas preguntas: ¿a qué se refiere con “aquí”? No es un lugar preciso. ¿Por qué razón no la entienden, ni la escuchan? Al menos sabemos que el personaje es femenino.

Pero una vez que comenzamos a leer el libro en su totalidad, incluyendo las imágenes, nuestra apreciación de la historia se vuelve muy distinta.

Ya, desde la misma portada, tenemos expectativas sobre la palabra Beegu, que bien puede tratarse del personaje solitario (similar a un conejo o a un peluche amarillo, no lo sabemos todavía), que está ubicado frente a un fondo urbano y bajo un cielo que evoca cierta nostalgia.



Luego, la primera imagen que descubrimos al interior del libro es una página doble con puntos blancos en un fondo negro. Tal vez sean focos de luz o un cielo estrellado. A través de lo visual, empezamos a reunir más pistas.

Al girar la página encontramos comentarios de la prensa acerca del libro, a la izquierda, y de nuevo el título del libro, el nombre del autor/ilustrador y la editorial, a la derecha (ver imagen abajo). Aunque hay abundante texto, éste no tiene que ver todavía con la historia propiamente dicha (lo que se conoce como paratexto). Sin embargo, la imagen de fondo empieza a contarnos la historia mucho antes de que comience el texto citado arriba.



Con esta imagen inicial, descubrimos que una nave espacial ha caído, en medio de la noche, en un lugar que puede ser nuestro planeta, y el extraño ser de la portada yace en el suelo con los ojos cerrados, posiblemente, dormido. Así que cuando inician las palabras, en la siguiente página, ya tenemos información acerca de la apariencia del personaje, su situación y el ambiente de la historia.


Ahora las palabras que aparecen en esta página se hacen más comprensibles: “Se supone que Beegu no debía estar aquí. Estaba perdida.”

Los lectores pueden concluir que Beegu es una extraterrestre que ha sobrevivido a un accidente en la Tierra. En las páginas siguientes vemos que ella trata de comunicarse con otros seres en su propio idioma, con animales e, incluso, con elementos naturales como el viento; y, al no obtener respuesta, se torna un personaje al margen, que no consigue entenderse con los demás (tema esencial del libro).

No me extenderé en un análisis detallado de Beegu, solo quiero enfatizar que en un libro-álbum, el texto, leído sin las imágenes, resulta ambiguo para el lector. Y las imágenes, por sí solas, tampoco logran ser del todo comprensibles.

En un libro-álbum se da un curioso proceso de interacción entre imagen y palabra. David Lewis, teórico del libro-álbum, lo describe de manera esclarecedora: “leemos las imágenes a través de las palabras y las palabras a través de las imágenes.” En consecuencia, nos remitimos a unas y a otras, las veces que sea necesario, para recomponer lo que sucede en cada página. En el libro-álbum, palabras e imágenes forman una unidad que construyen significado.


La relación entre imágenes y palabras

Por otro lado, cabe anotar que en el libro-álbum las relaciones entre imágenes y palabras pueden ser muy variadas y complejas. 

A veces las imágenes economizan el mensaje verbal, y evitan el exceso de descripciones. Las imágenes pueden hacer que cada palabra cuente, que sea efectiva, y no se caiga en la redundancia.

Otras veces, son las palabras las que dirigen la mirada del lector hacia un elemento específico, resaltan algún detalle, clarifican una imagen o conectan varias imágenes entre sí.

Entre las palabras y las imágenes puede darse una relación de correspondencia, pero también puede darse una relación irónica, donde se transmiten mensajes contradictorios o, incluso, se cuenta una historia completamente distinta.

Por ejemplo, en Olivia salva el circo, de Ian Falconer, por momentos hay una correspondencia entre palabras e imágenes. Vemos a Olivia sirviendo a sus dos hermanos de forma muy eficiente. El texto nos dice:

"Antes de ir a la escuela, Olivia hace pancakes para su nuevo hermanito menor, William, y para su viejo hermanito menor, Ian.”



Pero en la imagen siguiente se establece una relación irónica entre palabras-imágenes, provocando un efecto cómico. Ahora el texto agrega: “Lo cual es una gran ayuda para su mamá.”



En la ilustración que acompaña esta frase, el personaje se aleja del lugar indiferente del estado en que ha dejado todo: regueros de masa, utensilios sucios y abandonados, cerros de platos... El lector comprueba que la “gran ayuda” de Olivia significa dejar la cocina en un terrible desorden y no tener hacerse cargo de la limpieza.

Las múltiples relaciones entre el lenguaje visual y verbal son lo que hacen al libro-álbum un medio tan interesante para los escritores e ilustradores, ya que permiten buscar y experimentar con nuevas formas de narrar una historia.



Por mencionar un ejemplo, tenemos el libro de David Weisner: Martes. Un libro que tiene tan poco texto, que da la impresión que podríamos prescindir de él. Estas son las palabras:


        “MARTES POR LA TARDE, ALREDEDOR DE LAS OCHO.

        11:21 P.M.

        4:38 A.M.

        MARTES SIGUIENTE, 7:58 P.M.”


Son apenas 16 palabras y estaremos de acuerdo en que este texto no constituye una historia, ni nada que se le parezca. Pero al leer las imágenes, unidas al texto, todo cambia. Las imágenes nos narran una historia fantástica que involucra a las ranas de un estanque que, de forma inesperada, se elevan por los aires sobre las hojas de nenúfares. Acompañamos a las ranas en su vuelo nocturno, alejándose del campo y adentrándose en un pueblo cercano.



Es una historia donde predomina el lenguaje visual que, en algunos momentos, por la división de viñetas y los encuadres, nos recuerda al cómic o el cine. 

Martes podría considerarse un libro donde las palabras sobran, pero no es así. En este caso las palabras son económicas, pero sustanciales; son las que dan el tono con que se cuenta la historia y también establecen un eje para los acontecimientos. 

Además, las mayúsculas sostenidas son una decisión deliberada. Por el tono impersonal y la exactitud que nos indican las horas señaladas, nos recuerdan más a un informe o algún tipo de registro objetivo. Dan la impresión de quien narra la historia va reuniendo hechos precisos, como el momento exacto en que las ranas tienen encuentros con otros personajes y posibles testigos.

Hacia el final del libro vemos que la policía, al día siguiente, está investigando el extraño suceso de las ranas voladoras y los medios entrevistan a uno de los testigos. Esto nos lleva a pensar que el texto, en efecto, se asemeja a un informe policial, donde las pistas más importantes las tiene el lector a través de las imágenes.



No arruinaré el final de Martes, porque aún aguarda una sorpresa adicional a los lectores. Más bien los invito a leerlo y releerlo, porque es un libro lleno de detalles, y además con cada lectura se hacen nuevos descubrimientos e interpretaciones.


Para terminar

Resulta una tarea imposible abordar todos los aspectos de un libro-álbum en una sola entrada. Solo resta decir que, en la actualidad, el libro álbum se considera un medio fértil y en expansión, propicio para la exploración artística. Tiende a escapar a las definiciones absolutas y a las reglas porque siempre está abierto a distintas propuestas por parte de ilustradores y escritores.

Tampoco podemos decir que son las temáticas las que definen al libro-álbum. El tipo de historias, géneros o temas que se abordan en estos libros son tan variados como la literatura misma. Desde historias fantásticas, pasando por tratamientos más realistas, re-elaboraciones de temas tradicionales, rimas y juegos de palabras, anécdotas y humor, etc., el libro-álbum no está confinado a estructuras establecidas y emplea variedad de formas narrativas y registros. Algunos de sus textos (como en el ejemplo de Martes) podrían estar muy lejos de llamarse literarios.

Para entender un libro-álbum se necesita leer y observar de manera muy atenta. Los adultos pueden encontrar ciertos retos para desentrañar una historia, y también pueden ayudar a los niños a mejorar en la interpretación tanto de las imágenes como del texto. Al mismo tiempo, los niños aportan una mirada fresca sobre la lectura de las imágenes o desafían lo que creemos saber de antemano.

En palabras del ilustrador David McKee: “los libros-álbum son los mejores para que niños y adultos compartan”. Así, estos libros son valiosos tanto para los lectores principiantes, como para aquellos más experimentados.



jueves, 19 de mayo de 2022

Libros para bebés: ¿qué escoger?


Hace poco una amiga me pidió que le recomendara algunos títulos para su sobrino que estaba por nacer. Realmente me puso a pensar, no solo porque seleccionar libros siempre es una tarea difícil, sino porque más allá de sugerir los libros que a mí me gustan, considero más importante entender las distintas etapas de desarrollo de los bebés y, en consecuencia, seleccionar los libros acordes con el momento en que se encuentran.

En el siguiente artículo, ofreceré unas orientaciones generales sobre los libros para bebés tomando en cuenta el periodo que comprende desde los 0 meses hasta los 3 años, y que Jean Piaget denomina como “Estadio Sensoriomotor”. A grosso modo, durante este estadio los bebés adquieren experiencia y conocimiento a través del cuerpo, el movimiento y los sentidos. Es un momento clave en la vida de los seres humanos, y los libros, además de ser una fuente de disfrute, aportan a su desarrollo cognitivo.

Detalle de Duerme Negrito de Paloma Valdivia. Editorial FCE


Etapa de 0 a 6 meses

Durante los primeros meses la vida de los bebés se limita a los momentos de alimentación, sueño, cuidados básicos y cariño. Los libros pueden no parecer tan importantes, porque los bebés solo están activos por periodos muy cortos de tiempo. Además, su visión todavía es inmadura, y apenas consiguen fijarse en los objetos y personas que tienen más cerca; la percepción de la profundidad y la perspectiva se desarrollarán más tarde.

Sin embargo, los bebés responden a diferentes estímulos exteriores como el sonido de la voz, patrones de entonación, las palabras y la música. Los padres pueden leerles libros que contengan rimas, canciones tranquilas o arrullos. Aunque los bebés no entenderán su significado, se sentirán atraídos por la sonoridad de las palabras, la melodía y el ritmo. Mecerlos mientras se cantan canciones es una actividad que disfrutan, aparte de despertar su conciencia del cuerpo y del movimiento.

Este libro retoma la canción popular del mismo nombre.

A medida que los bebés comienzan a centrar su atención por más tiempo en los objetos y las personas, y además son capaces de sostener su cabeza, es posible iniciarlos en la lectura de libros de estampas. En este tipo de libros, casi siempre, las imágenes ocupan la página completa, y se representan pocos elementos. Por ejemplo: una flor, un animal, un árbol, un niño, etc. Su diseño está orientado a capturar la atención del bebé.

En los libros de estampas la imagen y el color son los protagonistas. Algunos no tienen texto o contienen algunas palabras que refuerzan la imagen. A los adultos pueden parecerles solo decorativos o demasiado simples, sin embargo, para los bebés resultan atractivos si tienen colores brillantes y ofrecen un fuerte contraste entre una figura central y el fondo.

Fragmento de A jugar de Belinda Strong
Editorial Panamericana

Los contornos de las ilustraciones suelen ser bien definidos y, por lo general, se representan los objetos de cuerpo completo para facilitar la asimilación de la forma. Los libros en blanco y negro, con un claro contraste entre luz y sombra, ayudan a una mejor visualización durante los primeros meses.

Otros libros están hechos para explorar el sentido del tacto. Pueden estar fabricados en tela, plástico o fomi, o solo tener retazos o áreas en diversos materiales que permitan a los bebés entrar en contacto con texturas rugosas, lisas, pegajosas, suaves, etc. Algunos libros pueden tener aromas agradables para estimular el sentido del olfato.

Libro de tela. Ilustraciones de Stella Baggott.
 Al estrujarlo produce crujientes sonidos. Editorial Usborne

Cuando los bebés sean capaces de empezar a sostener cosas, sin llegar a golpearse, se pueden proporcionar libros de formato pequeño que alcancen entre sus manos. Pero los bebés no solo se limitarán a observarlos, querrán llevárselos a la boca y descubrir de qué se tratan.

De tal manera que es importante que libros estén fabricados con un material grueso y durable, preferiblemente cartoné. Lo ideal es acompañar al niño en esta primera exploración de los libros y enseñarles su uso; no dejar que se hagan daño o destrocen el material. Con ayuda de los adultos, los bebés empezarán a darse cuenta que los libros forman parte de su mundo, al igual que sus juguetes u objetos favoritos.


Etapa de 6 a 12 meses

A partir de los seis meses, cuando la mayoría de los bebés se sientan por sí mismos, y empiezan a mostrarse más activos y abiertos al mundo, los primerísimos libros aún les llaman la atención, pero pueden empezar a introducirse nuevos libros que incorporen variedad visual y elementos que estimulen a algún tipo de interacción o inviten al juego.

Detalle del clásico: Una oruga muy glotona de Eric Carle. 
Los agujeros en las páginas del libro son parte fundamental
de la historia y un recurso lúdico.

Hay libros con ventanillas que se abren y cierran, con pestañas que se pueden jalar y generan movimientos inesperados. Libros con agujeros para espiar a través de ellos o tocar. Algo tan simple como girar las páginas puede resultar interesante para los bebés, ya que cada página ofrece algo distinto a lo anterior.

También existen libros para acompañar a los bebés en diferentes ambientes o actividades: libros que se pueden sumergir a la hora del baño y que son de material plástico o de toalla. Otros, que tienen anillos para agarrar al cochecito durante las salidas de paseo.

Algunos libros comparten ciertas similitudes con los juguetes. Tienen piezas desarmables, mecanismos con variedad de sonidos, títeres para las manos, fichas para armar o construir. Otros, pueden incluir espejos o superficies que reflejan la imagen de los bebés cuando observan el libro. Todos estos recursos son útiles no solo para entretener, sino que implican algún tipo de interacción y generan conocimiento.

Por otra parte, el contenido de los libros suele ser muy variado: animales domésticos, objetos de la casa, las rutinas del bebé, los alimentos, los colores, las estaciones, medios de transporte, etc. La mayoría de historias son contadas de manera sencilla y están ligadas a la experiencia inmediata de los bebés o les ofrecen una versión simplificada del mundo.

El texto es económico y sin mayores complejidades lingüísticas. Algunos textos utilizan onomatopeyas que estimulan la imitación: cómo hace la vaca, el perro, el gato, etc. Y, por supuesto, la imagen sigue predominando en gran medida.

Detalle de ¿Cómo cantas tú? de Giovanna Mantegazza y
Giulia Orecchia. Ed. Panamericana


Etapa de 12 meses a 3 años

No hay que olvidar que, a la par del desarrollo motor, el desarrollo del lenguaje verbal es fundamental en estos 24 meses. Los bebés no solo aprenden a caminar y a moverse con desenvoltura, comienzan a comprender el significado de las palabras, y que éstas sirven para para comunicarse de manera efectiva con sus padres u otras personas. Los libros contribuyen a reforzar y desarrollar ese lenguaje incipiente.

Los libros en esta etapa pueden ser un poco más exigentes. Encontramos temas que les preparan para entrar a la etapa preescolar, como las vocales, el abecedario, la identificación de colores, partes del cuerpo, figuras geométricas, números, profesiones, cómo viven los animales, entre otros. Los materiales de estos libros también varían, y ya no es indispensable que sean en cartoné; se utilizan distintos tipos de papeles para las hojas del interior y las carátulas pueden ser blandas o duras. Se supone que en este periodo los bebés adquieren una mejor manipulación de los objetos y también de los libros, aunque no sobra forrarlos en algunos casos.

Muchas veces los bebés pueden volver a sus libros de los primeros meses, pero también tendrán la necesidad de acercarse a lo nuevo y ampliar el espectro de lo que ya conocen.

Ahora pueden enfrentarse a historias un poco más complejas, donde los personajes se hallan en situaciones difíciles, o tienen algún tiempo de “problema”. También las historias pueden mostrar mundos desconocidos o inexplorados. Se pueden ir incorporando elementos imaginarios que vayan más allá de la realidad conocida e inmediata, y que estimulen la imaginación infantil.

Fragmento de Hola, Doctor de Michaël Escoffier y Matthieu Maudet. Editorial Océano

Los libros, donde el lenguaje verbal adquiere mayor relevancia, son más apreciados durante esta etapa. Muchos de ellos incluyen poemas, rimas o canciones tradicionales que muestran formas juguetonas e inusitadas de usar las palabras. Aunque algunos significados aún pueden estar lejos de la comprensión de los bebés o pueden ser verdaderos sin sentidos, estas combinaciones del lenguaje van indicando el camino hacia la literatura.

Detalle de Hay un ratón en la casa, de Taro Gomi. Ed. FCE

Por otra parte, el estilo de las imágenes puede variar considerablemente. Ahora los bebés se encuentran más dotados para identificar y entender lo representado. Además, adquieren un mejor vocabulario visual y se familiarizan con las convenciones de la imagen. Aprenden, progresivamente y muchas veces con ayuda de los adultos, a entender mejor la perspectiva, las secuencias de planos, los encuadres.

En esta etapa es conveniente ofrecer diversidad de estilos de ilustración y también de temáticas e historias. La capacidad de leer e interpretar imágenes no debe darse por sentada. Es una habilidad que requiere entrenamiento, exposición a los libros y aprendizaje.

Fragmento de ¡A Comer! de Satoshi Kitamura. Ed. FCE

Vivimos en una era digital, ¿qué hay de los e-books y de las imágenes en video o televisión? De acuerdo la Academia Americana de Pediatría, AAP (American Academy of Pediatrics), se recomienda no exponer a los niños menores de 18 meses a las pantallas y a la televisión. Los expertos indican que se puede ver afectada la visión, se disminuye la capacidad de concentración y se entorpece desarrollo normal del cerebro. Los dispositivos digitales son muy atractivos, pero es preferible que en los primeros años de vida los bebés interactúen con personas y objetos reales.

Para mayor información sobre este tema, recomiendo dar una mirada a la página web de la AAP (en español), donde se abordan diversos temas de desarrollo de niños y jóvenes, y también con relación a las tecnologías.

Para concluir, los libros de bebés satisfacen sus necesidades de conocimiento, exploración, diversión y adquisición del lenguaje verbal y visual dependiendo del momento de desarrollo físico y cognitivo en que se encuentren. No obstante, la participación de los adultos también es clave.

Los adultos introducen los libros a los bebés, los leen y los explican. Además, los bebés relacionan la actividad de leer u hojear un libro junto a sus padres con algo placentero; es un espacio de tranquilidad, afecto y atención. Es más probable que quienes han tenido un contacto positivo con los libros, en la primera infancia, tengan mayor predisposición hacia la lectura en el futuro.

¿Ustedes creen que los libros para bebés son realmente importantes? ¿Podríamos prescindir de ellos durante las primeras etapas de vida? Pueden comentar sus impresiones y experiencias abajo.

miércoles, 20 de abril de 2022

Tres razones por qué leer Literatura


Con motivo del Día del Idioma, el valor de la lectura, una vez más, vuelve a tener relevancia en el ámbito escolar, cultural y para la opinión pública. El siguiente artículo es un pequeño recordatorio sobre los beneficios que nos brinda leer, especialmente, literatura.


Con frecuencia escuchamos que leer es una actividad imprescindible, que leer desarrolla nuestro intelecto, aumenta nuestro vocabulario, contribuye a mejorar nuestra capacidad de comunicación oral o escrita, nos permite acceder a información y conocimientos sobre diversas áreas o nos ayuda a lograr un mejor desempeño en el colegio, la universidad o el trabajo. No cabe duda que leer reporta múltiples beneficios. Pero más allá de hacer cualquier tipo de lectura, esta es una invitación a leer Literatura.

Leer Literatura supone algo muy distinto a leer cualquier otra clase de textos con infinidad de propósitos (aunque todos ellos sean muy válidos). La Literatura nos adentra en un territorio único y especial, donde emergen mundos que solo existen en el papel. A base de palabras, los escritores crean personajes, lugares y situaciones que de alguna forma se asemejan mucho a la vida y que, sin embargo, solo existen en la mente y la imaginación humanas. La sustancia de la literatura son las historias y también el lenguaje mismo con que ellas se cuentan.

Me gustaría comentar brevemente por qué leer literatura. Por supuesto existen muchas otras razones, pero aquí solo mencionaré tres de ellas.


Caperucita Roja ilustrada por Margaret Tarrant

1. La literatura estimula la imaginación


Pareciera demasiado evidente como para mencionarlo, pero cuando leemos literatura la mente debe hacer a un lado sus propios pensamientos, hace el trabajo no solo de entender y dar sentido a lo que lee, sino que además debe imaginar.

Mientras que el escritor ya ha hecho su parte al terminar una obra, ésta vuelve a crearse en la mente de cada lector. Una obra literaria cobra vida solo cuando alguien la lee. Es decir, es el lector quien debe volver a crearla en su cabeza. Así que el lector participa también en el acto de creación.

Cuando vemos una película, por ejemplo, el espectador asimila e interpreta un mensaje audiovisual que ya está dado y con una forma definitiva. El mundo de la historia es el que se ve y escucha, y el espectador no tiene que imaginar nada más a parte de lo que ya está allí. Pero al leer la cosa es muy distinta. Nuestra mente se esfuerza por descifrar, representar e imaginar lo que lee. La mente inventa y construye el mundo de estas historias, sus personajes y las situaciones a las que se enfrentan, partiendo tan solo del lenguaje escrito. Con esto no quiero decir que la literatura esté por encima del cine, de ningún modo, sino que al leer literatura se desencadenan procesos mentales distintos. Durante la lectura literaria se ponen en juego diversas facultades de la mente: concentración, abstracción, interpretación, reflexión y también capacidad para crear e imaginar.

El lector usa su imaginación para representar a los personajes y el mundo de la historia. A veces a partir de pocos elementos, debe llenar los vacíos y crear imágenes propias. En el cuento de “Caperucita” de los Hermanos Grimm, por ejemplo, apenas se esbozan unos cuantos rasgos del personaje: una niña (quién sabe de qué edad y aspecto), su atuendo con caperuza roja (que le da su nombre) y algo de su carácter dulce y también desobediente. Con tan pocos elementos el lector goza de la libertad de representarla como quiera. Esto lo podemos constatar a través de las diversas ilustraciones que se han hecho de Caperucita Roja a lo largo del tiempo. Para los artistas y los ilustradores, llenar estos vacíos supone un ejercicio de creatividad e imaginación, algo muy similar a lo que ocurre en nuestra cabeza como lectores.

En la literatura el lector debe aportar con sus propias imágenes a la creación de la obra. La literatura expande nuestra imaginación y nos abre a nuevas posibilidades de invención.

2. La literatura despierta empatía


Al leer literatura nos ponemos en la piel de los personajes y, por un tiempo limitado, nos convertimos en el otro.

Si bien es cierto que los personajes no son personas que habitan el mundo real, el artificio de la literatura consiste en hacernos creer que sí podrían existir personas que actúan, sienten y piensan de manera muy similar. A través de los personajes en la literatura, se nos permite explorar una amplia gama de emociones, estados de ánimo, motivaciones, pasiones, intereses o preocupaciones, y concebir cómo los seres humanos podrían responder ante diversas situaciones, aunque éstas sean solo imaginarias.

De esta forma, la literatura despierta empatía y comprensión hacia la humanidad. Las historias pueden ser ficción e incluso estar muy alejadas de la realidad (las obras de fantasía serían el caso más extremo), sin embargo, nos permiten hacer el ejercicio de compartir y entender un punto de vista muy distinto al nuestro, una capacidad que solo los seres humanos podemos tener.

En Colmillo Blanco, de Jack London, se nos invita a participar de las vivencias de un lobo en la inhóspita Alaska. Está claro que el lobo no es un personaje humano y en la obra no se confieren rasgos de una personalidad humana, sin embargo, en Colmillo Blanco, nos vemos abocados a observar, entender y compartir el comportamiento del animal. La obra despierta nuestras emociones hacia el personaje, y nos hace preocuparnos por su situación y su destino. Despierta nuestra propia humanidad, nos hace más sensibles y empáticos. La literatura nos permite experimentar lo que es ser otro, sin dejar de ser nosotros mismos.


 

Colmillo Blanco de Jack London

3.  Una experiencia que enriquece la vida

 

Con frecuencia me pregunto ¿qué pasaría si no leyéramos literatura? ¿De verdad nos estaríamos perdiendo de algo? En lo personal, el mundo –sin las artes y la literatura sería más triste y reducido. 

Al no leer literatura nos perdemos de algo vital, nos privamos de descubrir nuevos aspectos de nosotros mismos y del mundo en que vivimos, porque la literatura es una experiencia que amplifica y enriquece la existencia.

Como explica Louise M. Rosenblatt, en su magistral libro La literatura como exploración: “La literatura contribuye a ampliar la experiencia. Por medio la literatura participamos en situaciones imaginarias, vemos a los personajes experimentando crisis, nos exploramos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.” (2002: 64)

Y esto no es solo porque la literatura pueda brindar información útil o conocimientos sobre la vida, las personas, el mundo, la historia, etc., sino porque a través de la literatura se nos ofrece la posibilidad de tener otras experiencias, de pensar de formas inesperadas y de llevar otras vidas distintas a la nuestra. La literatura enriquece lo que sabemos y conocemos, pero no de forma meramente intelectual, sino a través de historias que nos atrapan por completo y nos transforman.

La literatura es una fuente inagotable de historias donde se despliega la creatividad y el ingenio humano. Hay variedad de historias para todos los gustos e intereses, pero su rasgo más importante es su capacidad única de involucrarnos de manera personal y de aportar sentido a la existencia humana. En palabras de Robert McKee: “Las historias no son una huida de la realidad sino un vehículo que nos transporta en nuestra búsqueda de la realidad, nuestro mejor aliado para dar sentido a la anarquía de la existencia.” (1997: 29)

Volviendo al ejemplo de Colmillo Blanco, en lugar de leer esta novela mejor podríamos leer artículos, ensayos o libros informativos que nos ayuden a conocer el comportamiento de los lobos en Alaska y a profundizar sobre sus hábitos de vida. Eso estaría muy bien si lo que deseamos es solo conocimiento e información. Pero la experiencia literaria nos da la oportunidad de sumergirnos en una historia donde llegamos a compenetrarnos con el lobo, sufrir con él sus desventuras y habitar ese mundo especial, duro y salvaje, que Jack London ha creado para nosotros. A esto se suma la forma particular como el autor emplea el lenguaje literario, la belleza de su prosa y de sus imágenes. En definitiva, leer literatura nos permite acceder a una experiencia más rica, y muy distinta a la que otros textos nos pueden ofrecer.

No cabe duda que existen muchas otras razones por qué leer literatura, y tal vez conviene recordarlas cada vez que pensemos que podríamos estar leyendo algo diferente. 

¿Cuáles son sus razones para leer literatura? 

Todos sus comentarios son bienvenidos.